..no es un juego de palabras...o si, pero escritas por este tipo al que lo conocen por "el Ruso" y debe ser el escritor uruguayo más lleno de viejas ternuras y nuevas ausencias...
La entrevista va suave por la vida de este nuestro Mauricioo Rosencoff...que nunca falte..."
Las Cartas que no llegaron..." (un poco, vaya y comprelo y arme mate y lealo..despues me cuenta)
En ese patio, un día, mi mamá en cendió un brasero a carbón, donde iba a cocinar un trozo de hígado que los carnice ros regalaban a los que tenían gato. Noso tros teníamos. Se llamaba Miska y era igualita a un tigre. Mamá cocinaba para Miska, pero comíamos todos.
De mi papá lo primero que conocí fueron los ojos. Unos ojos claros, transpa rentes, picaros, buenos, traviesos, que siem pre se estaban riendo. Mi papá tenía los me jores ojos del mundo.
Y además de todo eso, yo también te nía un hermano grande, que era el que me defendía cuando nos atacaba el enemigo. Me defendió toda la vida, hasta que se murió...
..Entonces saca el taponcito del tintero y moja y escribe. A veces para y le da vueltas a la cucharita. Cuando mi papá escribe, mi hermano y yo no nos podemos pelear ni gritar ni nada. Cuando mi papá escribe no hay que hacer ruido. La hoja se la da mi hermano de un cuaderno que tiene de la escuela. Mi herma no va a la escuela de noche y las hojas que le da a mi papá tienen rayas y las letras las po ne arriba de las rayas para que no se caigan...
..El cura le dijo que no hay que tirar piedras a los tranvías porque los trenes son para llevar gente. Yo le pregunté al Fito que cómo sabía el cura. Y el Fito me dijo que le dijo el cura que Dios ve todo.
«Dios ve todo», dijo. «¡Pah!», diji mos.
Entonces el Fito y yo nos quedamos así, como tristes, pero sin llorar...
ahí estaba mamá sin saber qué hacer con esas manos que amasaban como nadie, que no sabían estar quietas, que limpiaban y cocinaban y se iban para el taller para picar solapas, y preguntando «para quién es», para quién es, Dios mío, que quiero saber si mamá vive, si papá vive, si vive algo, alguien, un herma no, no sé. Y yo estaba ahí, papá, y no esta ba. No estaba ni en tus ojos ni en los de mamá. No estaba cuando hablaban en yiddish, bajito, intenso, rápido, entrecortado; no es taba. Era algo que estaba ahí, aislado por ondas de una intensidad que no me llega ban, estaba del lado de afuera, papá, ahí pa saba algo y yo no estaba y estaba ahí. Aho ra sí. Ahora sí, papá. Estoy ahí..
.. y mamá de pie, atrás tuyo, preguntando, porque no sabía leer, «¿para quién es?», porque mamá, pobre mamá, quiere que sea para ella, que no tiene a nadie, pobre mamá, ni a mí, que estoy acá, Viejo, sin poderte escribir, solo pensar, pensarte, pensarlos, pensarlo todo, en estos dos metros y medio por uno, sarcó fago horizontal, donde no entra nadie, ni el sol, aire jamás, solo la guardia para dártela o dejarte la media ración de polenta donde enterraron los puchos del turno, los fasos de la noche, de todas las noches, de estas cuatro mil seiscientas ochenta y cuatro no ches, siempre noches, que habito por deba jo de la superficie de la tierra, digamos que del planeta, papá, de los simios, y pienso y te pienso y los pienso y te escribo estas lí neas, Viejo, que nunca, nunca, recibiste, y que quién sabe, tal vez en algún sitio, uno nunca sabe, que nunca lo escribí pero que ahora sí te lo escribo, por las dudas, por ver, por verte la sonrisa y para decirte
..Fuerza, mi Viejo. Cuando uno cuenta los naufragios es porque no se ahogó..
..La Palabra. La Palabra caldea, aramea, babilónica, hebrea, quería decir, dijo, en el mismo instante, en el instante simul táneo donde el tiempo corre por su cuenta y sin reloj, para mi padre en el comedor del asilo y para mí en el nicho, la Palabra, en tonces, quiso decir y dijo que estemos don de estemos, Viejo, nos estamos viendo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario