jueves, 11 de noviembre de 2010

Pan para hoy, incertidumbre mañana...

Da que pensar que siempre hablemos de las mismas cosas...cuándo entenderemos que estamos de prestado en este planeta?
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> ALAI AMLATINA, 27/10/2010.- La explotación y exportación de recursos
> primarios o bienes comunes, está permitiendo a los gobiernos de la
> región atravesar la crisis global sin grandes cataclismos internos, a lo
> que pueden sumar extensas políticas sociales. Queda en el tintero un
> amplio debate sobre el modelo extractivo y sus consecuencias a mediano
> plazo.
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> El gobierno de Evo Morales consiguió acumular, por vez primera en la
> historia de Bolivia, reservas internacionales que superan los 9.000
> millones de dólares que el próximo año superarán los 10.000 millones. En
> los últimos 15 años Bolivia casi duplicó el ingreso per cápita pasando
> de 896 dólares anuales a 1.683 dólares en 2009, aunque esas cifras no
> contemplan la inflación. Ambos incrementos se deben al impacto de los
> ingresos que percibe el país por sus exportaciones.
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> Hace doce años, en 1998, las exportaciones mineras e hidrocarburíferas
> suponían el 47 por ciento de las exportaciones de Bolivia. Hoy
> representan el 80 por ciento, según un reciente informe difundido por el
> CEDLA (Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario). Una
> tendencia no muy diferente a la que se registra en la mayor parte de los
> países de la región, donde la reprimarización de la producción y las
> exportaciones viene siendo la norma. Los altos precios de las
> commodities alientan esta tendencia que, sin embargo, augura problemas
> para el futuro inmediato.
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> Neoliberalismo y neocolonialismo
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> Por extractivismo entendemos la apropiación de los bienes comunes, de
> modo directo o indirecto, para convertirlos en mercancías. Se trata de
> una fase diferente del modelo neoliberal luego de la primera etapa
> anclada en las privatizaciones, la apertura comercial y financiera y la
> desregulación laboral. Forma parte del proceso de financierización de
> las economías, toda vez que podemos considerar el extractivismo como un
> proceso más especulativo que productivo: las inversiones son mínimas y
> el retorno del capital es tan veloz como sucede en el sistema financiero.
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> En la producción de soja, y en otros rubros de la agricultura, se
> alquilan las tierras y las máquinas, de modo que la inversión fija es
> muy baja en el conjunto del capital movilizado. Pero el retorno se
> produce en apenas una cosecha, al cabo de la cual el pool de siembra
> puede emigrar a cualquier otro lugar porque -precisamente- no se ha
> fijado en ningún espacio físico. Algo similar sucede con la minería, con
> la peculiaridad de que las ganancias son fabulosas.
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> Es un modelo excluyente porque no necesita personas. Más aún, las
> personas son un obstáculo. Mientras el modelo basado en la producción
> industrial durante la sustitución de importaciones necesitaba
> trabajadores calificados y gran cantidad de obreros y empleados en la
> producción y la distribución, y necesitaba a los consumidores de esas
> mercancías, con el modelo extractivo sucede todo lo contrario: la
> mecanización hace irrelevante el trabajo humano (la minería tiene un
> sistema muy similar al de las plataformas petrolíferas con alta rotación
> de trabajadores especializados que viven muy lejos del lugar de
> trabajo). Y no hay consumidores, ya que los productos primarios son
> exportados a países lejanos para alimentar ganado o para ser procesados.
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> Es un modo de producir mercancías que destruye la naturaleza. “El
> proceso de privatización y concesiones de lotes petroleros, gasíferos,
> mineros y forestales, se ha ido profundizando con los últimos tres
> gobiernos: Fujimori, Toledo y Alan García. Fujimori dejó el 15 por
> ciento de la Amazonía lotizada y concesionada; Toledo avanzó puntos más
> y García ha llegado a privatizar el 72 por ciento del territorio
> amazónico en lotes concesionados y entregados al gran capital
> transnacional, muchos de los cuales se superponen a las reservas
> territoriales de pueblos en aislamiento voluntario”, dijo el dirigente
> indígena peruano Alberto Pizango al cumplirse el primer aniversario de
> la masacre de Bagua, el pasado 5 de junio.
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> Pobreza y control territorial
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> La extracción empobrece a los países productores y enriquece a las
> multinacionales. Paga impuestos apenas simbólicos y en ocasiones nada,
> ya que estos emprendimientos suelen implantarse en limbos jurídicos como
> las zonas francas y aprovechan todas las ventajas que les ofrecen los
> países propietarios de esas riquezas.
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> Forma parte de lo que el geógrafo David Harvey ha definido como
> “acumulación por desposesión” o, si se prefiere, por robo o apropiación.
> Aún cuando pueda cuestionarse el desarrollismo, el exctractivismo no se
> inscribe ni siquiera en esa genealogía, ya que se salta el proceso
> industrializador en los países donde se instala. El reciente informe del
> Banco Mundial, “Los recursos naturales en América Latina y el Caribe.
> ¿Más allá de bonanzas y crisis?”, afirma que los países de la región
> “llegaron a ser de los más prósperos del mundo gracias a la producción
> de metales precios, azúcar, caucho, granos, café, cobre y petróleo”.
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> Suena extraño que la expoliación colonial sea leída de ese modo por una
> institución que pretende orientar las políticas nacionales. Más aún,
> asegura que “las exportaciones de bienes primarios siempre han activado
> las economías de la región, llenando las arcas de los gobiernos”, y que
> América Latina “puede derivar beneficios significativos por ser la mina
> y el granero” de las economías centrales. Casi un insulto.
>
> Omite, por ejemplo, la creciente militarización de áreas enteras para
> despejar población molesta para este tipo de acumulación, que tiene en
> la guerra colombiana su mayor expresión. Los territorios de la guerra
> son exactamente aquellos donde las multinacionales han puesto sus ojos
> para apropiarse de los bienes comunes como lo muestran varios estudios.
> En paralelo, el agronegocio se apropia de millones de hectáreas
> desplazando a la población campesina productora de alimentos, con lo que
> la seguridad alimentaria de las naciones de debilita.
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> En consecuencia, este modelo genera pobreza y exclusión. El economista
> argentino Claudio Katz recordó un estudio de CEPAL que afirma que en la
> Argentina el decil más rico tiene un ingreso per cápita mayor que ese
> mismo sector en los países anglosajones, en tanto la población con
> menores ingresos es veinte veces más pobre que los estratos más bajos de
> los países desarrollados.
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> Debate urgente
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> Esta etapa del modelo neoliberal está siendo conducida en buena medida
> por gobiernos progresistas y de izquierda. Desde el lado de quienes
> defienden los monocultivos, la minería y la explotación de los
> hidrocarburos pueden aportarse argumentos valiosos para establecer un
> debate realista sobre los problemas y ventajas del modelo extractivo.
> Estos emprendimientos aseguran un flujo de caja a los estados para poder
> cumplir con sus obligaciones, entre las que destacan el pago mensual de
> salarios y beneficios sociales para los más pobres. Más aún, se podría
> argumentar que cierto nivel de extractivismo es un “mal necesario” para
> amasar los excedentes que permitan dar un salto industrialista.
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> El informe del CEDLA sobre Bolivia señala por lo menos tres debilidades
> inherentes a este modelo: la volatilidad de los ingresos fiscales por la
> inestabilidad de los precios internacionales de las commodities; la
> fragilidad en la ejecución del gasto ya que “la eventual caída de estos
> ingresos afecta a la ejecución de proyectos estratégicos”; y finalmente
> que “la creciente explotación de recursos no renovables requiere de
> fuertes inversiones lo que conduce a que los gobiernos opten por
> contratan deuda externa a fin de sostener esas inversiones”.
>
> Un problema adicional es que aún no existen actores sociales y políticos
> poderosos como para presionar para ir más allá del extractivismo.
> Durante la fase de las privatizaciones existían sujetos que pudieron
> resistirlas, en particular los sindicatos estatales. Ahora no existen
> esos sujetos, deben ser construidos en una situación muy compleja:
> predomina un discurso estatal “progresista” que justifica el
> extractivismo, pero la mayor parte de la población no puede “ver” el
> modelo cuyos emprendimientos están en áreas rurales lejanas a las
> grandes ciudades.
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> Como mínimo, sería deseable que se instalara un debate público sobre el
> tema que no se reduzca al porcentaje de impuestos que deben pagar las
> empresas. Algo se ha avanzado sobre el tema, sobre todo en el costado
> ambiental. Pero la madeja está lejos de desovillarse: el nudo de la
> cuestión es cómo transitar de la extracción hacia la producción, no sólo
> sumando algo de valor agregado (el mal menor) sino estableciendo pautas
> para un crecimiento autónomo de los precios internacionales, tan
> caprichosos en sus explosivos aumentos como depredadores en las debacles.
>
> - Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la
> Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios
> colectivos sociales.
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